A no dejarse engañar: Walter Gargano puede no tener el físico imponente de los clásicos volantes centrales uruguayos, pero debajo de esos 1,68 metros de altura hay un futbolista incansable y oportuno para el quite, que sabe con el balón en los pies y tiene la capacidad para hacer simple lo difícil en un sector donde los errores cuestan caro.

Oriundo de Paysandú, Gargano es un producto genuino de la riquísima cantera de Danubio, camiseta con la debutó en Primera División en 2003 y ganó los títulos de liga en 2004 y 2006/07. Fue tras esta última conquista que volante central emigró a Europa para jugar en el Nápoli, donde rápidamente se convirtió en un jugador importante.

Mota, como se lo conoce cariñosamente, ha sido integrante estable de las convocatorias de Oscar Tabárez desde el comienzo de su actual ciclo en la selección. De hecho, fue el Maestro quien lo hizo estrenarse con la Celeste en mayo de 2006 en un amistoso ante Libia en Túnez (2-1).

Gargano integró el plantel de la Copa América 2007, y si bien siempre empezó en la banca, ingresó en tres de los seis partidos que disputó Uruguay. Por eso no extrañó que fuera suplente en las dos primeras jornadas de las eliminatorias para Sudáfrica 2010, aunque terminó siendo titular de la tercera en adelante.

Su continuidad se vio interrumpida por lesión a comienzos de 2009, reapareciendo recién en septiembre para disputar los últimos cuatro encuentros clasificatorios. Otra lesión, no obstante, lo dejó afuera de la repesca ante Costa Rica. Si está bien físicamente, Tabárez parece tener un lugar reservado para él entre los 11 que debutarán ante Francia.