domingo, 24 de abril de 2011

les regalo un cuento.......

Cuentos Viajeros

LA FÁBRICA DE ESPERANZAS

Nicolás López Espén

Fede corrió hasta el sillón en que leía el abuelo, se desató la moña de un tirón y exclamó:

—Abuelo, hoy no voy a la escuela. Quiero fundar una fábrica de esperanzas, pero como no sé ni por donde empezar, vengo a hablar contigo para que me lo enseñes.

—¡Ajá! —dijo el abuelo disimulando una sonrisa. —Una fábrica de esperanzas...es una idea muy interesante. Mmnnn...veamos...¿Y por qué?

—Bueno —dijo Fede —papá dice a menudo que “el problema de este país es que se ha quedado sin esperanzas.”

—No es del todo falso —admitió el abuelo. —Y tú piensas que con una fábrica de esperanzas quizás podríamos resolverlo...

—Eso es —dijo Fede. —Una gran fábrica.

—Muy bien —dijo el abuelo —¡Manos a la obra! Comencemos por proyectar el local.

—Sí —asintió Fede lleno de entusiasmo.

—Una fábrica de esperanzas —continuó el abuelo —debe ocupar un gran edificio, con muchas salas bien iluminadas para albergar los distintos departamentos y maquinarias; con amplios corredores que permitan un ágil tránsito y así desarrollar fluidamente su actividad industrial. ¿No?

—Me encantaría que tuviese patios y jardines, como una fábrica modelo —agregó Fede —así se evitaría algo de la polución.

—Bien —coincidió el abuelo y agregó —es fundamental la cuestión del personal y la dirección. Las esperanzas, según se sabe, son productos muy frágiles. Yo diría que tienen que ser elaboradas y procesadas preferentemente por manos femeninas, delicadas y pacientes. ¿Qué opinas?

—Estoy de acuerdo —dijo Fede. —Nuestra fábrica tendrá directora y operarias. Pondremos una operaria a trabajar en cada una de las salas y la directora tendrá su escritorio en la planta baja.

—Perfecto —dijo el abuelo. Llegamos a un punto de vital importancia: la materia prima. ¿De qué estarán hechas, Fede, las esperanzas? —preguntó dando una larga chupada a su pipa.

—Yo creo...—aventuró dudando Fede —que están hechas de cosas invisibles y livianitas, como de...alegría...

—¡Sí! —exclamó el abuelo. —Y de optimismo y de fe...

—Y de ilusiones —añadió Fede

—Y de tiempo porvenir —completó el abuelo.

—Claro —afirmó Fede. —Pero...¿De dónde sacaremos todo eso?

—Bueno —pensó el abuelo en voz alta —necesitaremos una mina, o una fuente o un proveedor...¿Quién podría suministrarnos todo eso?

—Yo no sé —admitió Fede.

—Veamos, veamos...—dijo el abuelo. ¡Ya sé! Tú tienes gran cantidad de alegría, de ilusiones, de todo eso ¿no Fede? Y también tus primos, tus compañeros de clase, tus amigos...¿cierto?

—Sí, las tenemos. ¿Y entonces? —preguntó Fede.

—Entonces ya sé cuál es la fuente de la materia prima que se necesita para fabricar esperanzas: ¡La niñez!

—¿La niñez? —se asombró Fede.

—Sí —aseveró el abuelo. —Necesitaremos muchos niños en la fábrica. Los distribuiremos según sus edades en las distintas salas y cada una de las operarias hará lo necesario para transformar la alegría, las ilusiones, la fe, el optimismo y todo eso que dijimos que tienen los niños, en auténticas y flamantes esperanzas. Veamos, pues, cómo va nuestro plan.

Tenemos la fábrica que es un gran edificio, preferentemente de dos pisos, con muchas salas y amplios corredores, rodeado de patios y jardines. Está lleno de niños que según su edad ocupan las distintas salas...

La expresión de Fede había ido cambiando lentamente.

—Sigue tú, Fede —instó el abuelo.

—...la dirige una directora y en cada sala una operaria toma el optimismo, la alegría, el entusiasmo, la fe y todas esas cosas de los niños, para fabricar esperanzas... Esto es igual a...

—Exacto —le interrumpió el abuelo. —Es la gran fábrica de esperanzas.

—A las operarias las podemos llamar maestras, ¿verdad?

—Claro —fue la respuesta. —Ahora vuelve a anudarte la moña que todavía es hora.

—Chau, abuelo...

—Cuéntale a tu padre nuestra conversación —escuchó Fede antes de salir corriendo hacia la escuela.


LÓPEZ ESPÉN, Nicolás (Montevideo, 1951) Publicista, editor, esporádico periodista y político, es autor de la novela El nombre del caballo (2001) y del volumen La comprensión y una docena larga de cuentos cortos.(2002). Es vicepresidente de la Unión Cívica, partido político de orientación social-cristiana.


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sábado, 2 de abril de 2011

Animación a la Lectura
"Cuéntame un Cuento"

El príncipe sapo:


Érase una vez una princesa que estaba jugando con su pelota de oro junto a un río, hasta que se le escapó y se le cayó al agua. Un sapo oyó sus sollozos, asomó la cabeza y le preguntó por la causa de su pena. Entonces se ofreció a devolverle la pelota de oro con esta condición: que ella lo tomaría como compañero. El sapo le explicó que ella tendría que llevarlo a su casa, sentarlo a su mesa, darle de beber de su vaso, comer del mismo plato, acostarlo a su lado en su cama y besarlo cuando él se lo pida. La princesa, sin pensarlo media vez, se lo prometió. El sapo se zambulló en el agua y le devolvió la pelota. Y al pedirle que lo lleve a su casa, la princesa echó a correr, llegó al palacio y se puso a comer con sus padres, el rey y la reina.

Al cabo de un rato, un sirviente avisó al rey de que había un sapo en la puerta que pedía comer con la princesa. El rey dejó que pasara, y al contarle el sapo lo sucedido, ordenó a su hija que cumpliera lo prometido. Así que el sapo comió con ella, aunque a ella le dio mucho asco y apenas comió aquel día.

Cayó la noche y, cuando la princesa se iba a la cama, el sapo exigió dormir con ella. Accedió con asco, y cuando estaban acostados el sapo reclamó un beso, la princesa, ahíta de repugnancia, lo cogió de una pata y lo estrelló contra la pared. Refulgió una llamarada y el sapo se convirtió en un hermoso príncipe. Y se abrazaron palpitando de amor amorosísimo

HOLA



HOLA A TODA LA LINDA COMUNIDAD EDUCATIVA DE ESTA ESCUELA.
LES ENVÍO ALGUNAS FOTOS PARA COMPARTOR CON UDS!!
ESPERO ALGUNAS SUYAS.
LOS QUIERO MUCHO!!!!!